Para este finde os dejo una receta riquísima de un bizcocho sin yemas que sale delicioso. Yo lo preparé ayer mismo para desayunos y meriendas y os aseguro que ha triunfado.
Se trata de un bizcocho gallego que personalmente nunca había tenido el placer de comer hasta hoy mismo, y de verdad os lo recomiendo porque está buenísimo.
Ingredientes:
12 claras de huevo con una pizca de sal y un chorrito de limón
500 ml de nata 35 % m.g.
550 g de azúcar
500 de harina
1 cucharadita de bicarbonato sódico
50 g de azúcar con una cucharada de canela para decorar o si preferís azúcar glas para el toque final
Elaboración:
Precalentamos el horno a 200.
Con unas barillas , mejor eléctricas si tenéis, montamos la nata bien fría hasta que quede consistente.
En otro recipiente montamos las claras a punto de nieve, junto con la sal el zumo de limón. Iremos incorporando el azúcar poquito a poco durante el proceso.
Con la ayuda de un colador tamizamos la harina con la cucharadita de bicarbonato. Reservamos.
Una vez que las claras queden firmes y con picos, vamos a incorporar la harina con una barilla manual, mejor de silicona, con mucho cuidado para que no se nos bajen las claras.
Una vez bien integrada la harina, vamos a añadir la nata utilizando una espátula, a poder ser también de silicona, y con mucha suavidad.
Sobre un molde, de lata preferiblemente, de 35 por 25 cm, forrado con papel de horno, vamos a verter nuestra masa. Extendemos bien, y por último repartimos el azúcar mezclado con la canela.
Introducimos al horno, bajamos la temperatura a 180, y dejamos durante 40 minutos aproximadamente. Comprobamos con una palo de brocheta la cocción.
Apagamos el horno, dejamos dentro 5 minutos, y sacamos a enfriar sobre una rejilla.
Una vez fría estará lista para difrutarla.