Como en la mayoría de veces, en la vida tenemos dos maneras de hacer las cosas: la corta y rápida o la larga y más laboriosa. La primera es práctica y fácil, la segunda, aunque lleva más tiempo, nos hace disfrutar más cada paso y obtener un resultado mucho más satisfactorio.
Tal vez esa es la razón por la que me gusta preparar algunas cosas desde el principio. Primero, porque sé qué estoy comiendo. Segundo, porque me gusta el proceso y me siento orgullosa al saber que lo hice yo con mis propias manos y tercero, porque el sabor cambia de manera radical.
La salsa napolitana es un buen ejemplo para probar la diferencia entre una salsa fabricada de manera industrial y una tradicional casera.
Ingredientes:
1 paquete de 250 g de ñoqui
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
3 dientes de ajos pelados y picados
2 cucharadas de hojas de albahaca picadas
700 g de puré de tomate (tomates sin piel ni semillas) o una lata grande de puré de tomates
¼ de cucharadita de sal
¼ de cucharadita de pimienta negra recién molida
1 cucharada de azúcar
Albahaca casera y parmesano recién molido |
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